Entregan Amigos del Ejército zona Jalisco, alma y corazón en campamento de ascensos 2015
La Manzanilla, Jalisco.- Eran las 8 de la mañana del día 21 de marzo en el poblado jalisciense de La Manzanilla de La Paz, cuando los habitantes de ese lugar comenzaban a despertar en un sábado como cualquier otro; sin embargo, un hecho inédito interrumpió la tranquilidad matutina acostumbrada en aquel tranquilo poblado.
De la nada se hicieron presentes 147 jóvenes portando sus uniformes de campaña que los identifica, arribaron a la población; como un ejército, portando ropa camuflajeada, boinas, equipo táctico y estandartes de guerra, dos columnas de uniformados se fueron adentrando cada vez más al poblado en una marcha organizada pero imposible de pasar desapercibida. Se trataba de los Amigos del Ejército.
Habían arribado desde muy tempranas horas de la madrugada en 3 camiones provenientes de la Zona Metropolitana de Guadalajara y Zacoalco de Torres; estaban en La Manzanilla porque la habían elegido como sede de su Campamento de Pruebas de este año.
Bajo un frío que poco a poco fue siendo sofocado por el primer sol de la primavera, el numeroso contingente de elementos de la agrupación de alta disciplina partió del centro del poblado y emprendió una caminata de varios kilómetros hasta la zona que sería no solo el lugar donde acamparían, sino el sitio donde también pondrían a prueba, en las siguientes 24 horas, sus destrezas físicas y morales.
Al llegar al Rancho Ecoturistico El Carretón, los militantes de Amigos del Ejercito, organizados ya por pelotones comandados por aquellos de mayor grado, dieron inicio a su Campamento de Pruebas 2015 a las 9:18 de la mañana mediante una ceremonia oficial, rindiendo los honores al Lábaro Patrio entonando el Himno Nacional.
La ceremonia de inauguración fue encanbezada por el Alto Mando comandado por el comandante general de Amigos del Ejército y presidente de la Federación Nacional de Asociaciones en Alta Disciplina FNAAD, oficial Mayor José de Jesús Amador Velázquez, los Oficiales Alberto Urenda Alonso, Filiberto González Ramírez, Miguel Orta Tovar, Ramon Mercado y Rogelio Rodarte Alemán.
Enseguida, una vez montadas las tiendas de campaña e integrada la logística de las actividades, se dio inicio a las pruebas por las que quienes aspiraban a ascender un grado deberían pasar. Pruebas de valor, de trabajo en equipo, de confianza y ‘del asco’, son algunas que después de haberse realizado, dejaron a los elementos exhaustos, atormentados y sucios, pero sobre todo, firmes y llenos de convicción tras haberlas superado.
No obstante, para el anochecer, las actividades rudas estaban lejos de desaparecer: más ejercicio, movilización de personal y organización de tiempos asediaron a los comandantes de pelotón, que fueron una y otra vez puestos a prueba por los oficiales del Mando quienes se reusaban a reconocerles sin antes verificar la autenticidad y firmeza de su liderazgo.
Así, después de un breve descanso durante la cena en torno a una fogata, que muy lejos estuvo de aplacar el intenso frio que se fue apoderando del enorme lugar conforme caía la noche, la oscuridad llego solamente para sorprender a los elementos con la prueba más importante de todas: la de la boina.
Tras varias horas de su realización, ya a muy altas horas de la noche y en un frio insoportable, elementos de todos los grados, cansados, exhaustos y consumidos por el insistente frio, concluyeron sus actividades del día (o eso pensaron).
Sin embargo, el Mando puso la cereza al pastel al organizar, sorpresivamente, una solemne ceremonia de imposición de boinas. Bajo un cielo estrellado, en un rincón despejado de árboles, perimetrado con antorchas y en el que destacaba un poste con una calavera que llevaba puesta una boina verde, dio inicio un rito en el que se dio a los aspirantes el derecho de portar el distintivo tocado.
Pelotón por pelotón, fueron pasando en fila, a oscuras y solo a la luz del fuego de las antorchas, al centro del cuadro formado por el personal, donde sólo las consignas que decía el Alto Mando mientras coronaba a los elementos con la boina que usan las Fuerzas Especiales de varios ejércitos del mundo, rompían el silencio; un silencio nostálgico y especial sobre todo para aquellos que por primera vez, ahora eran portadores meritorios de un uniforme y tocado militar.
Tras descansar algunas horas en lo que restó de la noche dentro de sus casas de campaña, el casi centenar y medio de miembros de la agrupación volvió a regresar a la vida matutina, solamente para reintegrarse al ejercicio y la práctica de la disciplina militar en filas y actividades estrictamente programadas.
En cuanto terminaron de desayunar, todos los pelotones pasaron a formar filas a la expectativa de comenzar el segundo conjunto de pruebas que a sitio abierto les esperaba, igual como un campo de batalla aguarda a aquellos quienes están a punto de ingresar al combate.
Circuitos de pecho tierra en trincheras de lodo; rampas de salto; escalada en cuerdas; una charca de lodo de hasta dos metros de profundidad; complicados acertijos y pruebas intelectuales; polígonos de tiro deportivo y lucha con cotonetes; fueron varios obstáculos los que minaron finalmente la fuerza de los pelotones, que llevaron al límite sus fuerzas físicas y el nivel de la moral.
Para el medio día de ese domingo 22 de marzo, ya no quedaba nadie que no estuviera marcado por manchas de lodo y cicatrices de lucha, pues todos habían superado las pruebas que de ante mano son requeridas si se desea permanecer en la agrupación y ser acreedor a un ascenso de grado.
A la una de la tarde, los 147 y sus comandantes, emprendieron la larga travesía de regreso al pueblo; kilómetros de terracerías y agotantes subidas les esperaban aún para seguirlos poniendo a prueba antes de poder clausurar el campamento.
Al final, en un ceremonia formal en la que al igual que al principio, rindieron honores al lábaro patrio, se dio por terminado el Campamento de Pruebas 2015 a las 14 horas con 55 minutos, y despidiéndose del que fue su campo de batalla, los miembros de Amigos del Ejército comenzaron el viaje de regreso a casa para continuar sus labores difundiendo el patriotismo y combatiendo al delito.
Se espera que los elementos que lo hayan ameritado, se gradúen en la tradicional ceremonia oficial de ascenso de grados que como cada año tiene lugar en el mes de mayo. Por su parte, al Alto Mando de la agrupación extendió una felicitación a todos los miembros que participaron, y agradeció a todos aquello que hicieron posible el campamento, por ejemplo, a Don Rafael Sanchez, dueño del rancho ecoturístico donde tuvo lugar la actividad y que lo aportó para estos fines.